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Si resulta que el dueño no vive cerca o no sabes quién es, encierra el animal en tu corral y tenlo allí hasta que el dueño venga a reclamártelo; entonces se lo devolverás. Lo mismo harás si se trata de su asno, su manto o cualquier cosa que tu hermano haya perdido y que tú encuentres. No te hagas el desentendido. Si ves caídos en el camino el asno o el buey de tu hermano, no te hagas el desentendido; ayúdale a ponerlos en pie.

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